Profesionales de la orientación educativa:
bisagras para la Interculturalidad
Resumen
La presente comunicación tiene como objetivo definir
el papel de las y los profesionales de la orientación educativa en lo que
respecta a la interculturalidad. Para ello, se comenzará definiendo la
identidad profesional de orientadora u orientador, y desde el organigrama de
coordinación y asesoramiento de las y los profesionales de la orientación en
los centros, se definirá un programa de intervención educativa en
interculturalidad, desde la perspectiva del trabajo estructural de centro por
programas, superando actuaciones coyunturales que apenas propician la auténtica
transformación que precisa el sistema educativo.
Introducción,
la identidad de profesional de la orientación en el sistema educativo
Las
y los profesionales de la orientación cumplen un doble papel en el sistema
educativo. Por un lado, en cuanto a su primer papel, son profesionales de la
educación como cualquier otro docente, con una finalidad educativa que se
realiza de forma complementaria con la docente, de ahí que las y los
profesionales de la orientación pongan en marcha programas educativos de
diversas temáticas.
Sin
embargo, las orientadoras y orientadores no son docentes porque su identidad
profesional no se construye en torno a la enseñanza de una determinada materia.
Por ello, cuando hablamos del otro papel de las y los profesionales de la
orientación en el sistema educativo, nos referimos a esa dimensión
técnica-especializada que confiere a los orientadores y orientadoras una
función asesora para toda la comunidad educativa y su entorno, ya sea
presencial como virtual.
De
este modo, teniendo en cuenta los dos papeles que configuran la identidad
profesional de orientadora o de orientador, entendemos que el o la profesional
de la orientación es un educador más de un centro, que tiene entre sus
competencias la de implementar programas educativos a la vez que una función
técnica-asesora que repercute en forma de ayuda especializada a toda la
comunidad educativa, lo que expresamos el siguiente gráfico:
Desde este punto de vista,
de cara a la atención al alumnado de diverso origen cultural, es posible
plantear desde el perfil profesional de la orientación, una labor de “bisagra”
para que el engranaje del sistema educativo funcione de cara a que todo el
alumnado, con independencia de su origen sociocultural, pueda desarrollarse de
la forma más óptima en el sistema educativo.
Una
reflexión previa, ¿de quién hablamos cuando decimos “nosotros”?
Antes de adentrarnos en el
análisis de cómo los y las profesionales de la orientación actúan para
favorecer la interculturalidad en los centros educativos conviene hacer una
reflexión acerca de la posición que nos situamos cuando hablamos de
interculturalidad.
Cuando
hablamos de “nosotros”, solemos decir: “nosotros y los gitanos”, luego dentro
del “nosotros” no hay alumnado gitano. También decimos nosotros, y no
mencionamos a “nosotras”, luego cuando hablamos de “nosotros” nos referimos a
los varones. Es frecuente también hablar de discapacidad en contraposición a la
“normalidad”, en la que también está situado “nosotros”, porque “nosotros” no
presenta ninguna discapacidad.
Por
tanto, cuando hablamos de “nosotros” nos estamos refiriendo a un colectivo de
personas con las siguientes características: varones, españoles, payos, sin
discapacidad y de nivel socioeducativo medio, que no forman parte de la
marginalidad de la pobreza y la exclusión, pero que tampoco están dentro de las
élites del poder socioeconómico.
Cuando
al término educación se le adjudica un adjetivo, se está partiendo de que la
educación es la que corresponde a ese “nosotros” y que con el adjetivo estamos
sumando otros colectivos al “nosotros”. De esta forma hablamos de “Educación
para la igualdad de género”, “Educación especial” o “Educación intercultural”,
entre otras.
Sin
embargo, cuando la educación es realmente “Educación” sin adjetivos es cuando
es para todos y todas. Cuando no concibe un “nosotros” al margen de unos
“pocos”, cuando entiende la diferencia como un valor, en una escuela en que
todos y todas tienen algo que aportar, en que todos son diferentes en
cualidades a la vez que iguales en oportunidades y derechos.
Es
conveniente partir de esta premisa para comprender que la interculturalidad es
mucho más que integrar a niñas y niños procedentes de otras culturas distintas
de la mayoritaria y predominante, porque también existe una cultura propia de
las mayorías. La clave para educar en la interculturalidad consiste en
contemplar como un valor la mezcla de culturas, así como el intercambio y
enriquecimiento que a todas y todos favorece en su desarrollo socioeducativo y
personal.
Partiendo
de esta premisa, el trabajo del o de la profesional de la orientación de cara a
los procesos de interculturalidad se centrará en optimizar las oportunidades
educativas que el intercambio cultural posibilita para el desarrollo de niñas,
niños y jóvenes.
Un
programa de interculturalidad
Para
facilitar el seguimiento del programa que presentamos de interculturalidad
desde la orientación educativa, es necesario no perder la perspectiva de que
orientación educativa funciona como bisagra de todo el engranaje de una
comunidad educativa, entendida ésta como un sistema de interrelaciones.
Partiendo de esta idea, presentamos el siguiente esquema en que puede
apreciarse el organigrama de relaciones que el o la profesional de la orientación
educativa establece en una comunidad educativa y su entorno:
![]() |
La
coordinación intracentro es la que el o la profesional de la orientación
realiza dentro del centro educativo. En ese sentido, las tareas para desempeñar
de cara al desarrollo de la interculturalidad van a guardar relación directa
con el Plan de Orientación y acción tutorial.
Un aspecto fundamental
será trabajar la acogida del alumnado inmigrante, lo que se está produciendo a
lo largo del todo el curso, al margen del calendario académico. Para ello, las
sesiones de tutoría, podrán utilizarse para realizar dinámicas de presentación
entre el alumnado y el profesorado.
Otra de las actividades
que es posible señalar de cara a un mejor proceso de adaptación es la
designación de un alumno o alumna tutor, encargado de facilitar esas primeras
semanas, para traducir, conocer más alumnado, integrarse en grupos de iguales o
ayudar a interpretar códigos y costumbres que las personas oriundas dan por supuestos,
como el uso de los timbres entre clases, el calendario vacacional, llevar
tareas para casa, entre otras.
Es frecuente encontrar en
algunos textos sobre interculturalidad que únicamente se hace referencia al
alumnado extranjero, obviando la cultura con que ha convivido la oriunda
española desde hace siglos, nos referimos a la cultura de la etnia gitana. De
hecho, algunas administraciones educativas como la andaluza, solamente
contemplan como recurso para la interculturalidad al profesorado de aulas temporales
de adaptación lingüística, reduciendo la interculturalidad tan sólo a una
cuestión de aprendizajes de lenguas. A este respecto hay que destacar las
dificultades que con la lengua castellana tiene el alumnado procedente de
países de habla castellana, pues el uso del idioma es distinto y en muchas
ocasiones presentan importantes dificultades de adaptación a la cultura de
acogida.
Otra de las actividades
interesantes para realizar en clase de tutoría consiste en intercambios en que
se expongan usos y costumbres de las culturas de procedencia, sin por ello,
olvidar la autóctona para facilitar el mejor conocimiento de este alumnado de
su nueva realidad social.
Es de destacar la
importancia de la realización de actividades en equipo que faciliten la integración
social la convivencia con el grupo de iguales es una de las claves en la
adquisición de la nueva lengua, así como para la adaptación psicosocial y el
bienestar general de la alumna o alumno ante el reto tan trascendente que
afronta al cambiar no solo de lengua, sino de centro educativo, localidad,
domicilio, entorno climático, etc, en muchas ocasiones, con muchos kilómetros
de distancia de su lugar de origen y sin la posibilidad de volver en muchos
años.
En cuanto a las actividades a trabajar en coordinación
con el departamento de actividades culturales y extraescolares podemos destacar
aquellas iniciativas culturales como ferias o exposiciones donde se muestren
objetos típicos, vestuario, gastronomía, música o bailes... Este tipo de
actividades podrán partir del ámbito de la acción tutorial en coordinación con
el departamento de actividades culturales y extraescolares o viceversa.
El trabajo con los equipos directivos es una de las
claves para la eficacia del trabajo del o de la profesional de la orientación,
de hecho, sin una buena disposición para trabajar en equipo por ambas partes,
es muy difícil que puedan generarse actuaciones de calidad.
Desde los equipos directivos se facilita que el
engranaje de la coordinación intracentro se haga posible. De hecho, tienen a su
alcance facilitar la labor del profesorado del aula temporal de adaptación
lingüística (ATAL) proporcionándole adecuados espacios de trabajo y unos
horarios que promuevan el buen desarrollo del programa de adaptación.
Otro de los aspectos imprescindibles para que la
adaptación del alumnado inmigrante se adapte mejor a su nuevo centro, es su
familia. Atraer a la familia del alumnado de otras culturas al centro educativo
es uno de los retos, pues conseguido este objetivo contribuimos a crear
comunidad. Desde las escuelas de familias podremos trabajar este objetivo, pero
no sólo dedicando estos espacios a las charlas de expertos, sino también
propiciando el intercambio entre ellas y ellos mediante jornadas de convivencia
de toda la comunidad educativa, esto es, familias, alumnado y profesorado. Este
tipo de jornadas de convivencia suelen estar organizadas por el departamento de
actividades culturales y extraescolares, aunque si este departamento tampoco
cuenta con el apoyo del equipo directivo, también se dificultará mucho su
trabajo.

La coordinación intercentros
La coordinación intercentros es la
que tiene lugar desde el centro educativo con los demás centros de la zona, ya
sean éstos educativos o no.
La coordinación con otros centros
educativos de la zona tiene lugar cuando existe un traslado de matrícula de
alumnado, por ejemplo. Para ello, es conveniente que los y las profesionales de
la orientación acuerden los adecuados programas de transición entre etapas
especialmente en momentos críticos como en el paso de la etapa infantil a la
primaria o de esta última a la secundaria obligatoria.
Otra de las modalidades de
coordinación intercentros, que tiene lugar cuando éstos imparten las mismas
etapas son el diseño y desarrollo de actividades conjuntas por las que se
optimizan los recursos de la zona, por ejemplo, las bibliotecas municipales,
desde las cuales se oferta una agenda cultural con un importante potencial
educativo del que pueden beneficiarse los centros de la zona, emprendiendo
proyectos como por ejemplo, de animación a la lectura o diferentes talleres
creativos.
La coordinación intercentros también
es fundamental cuando orientamos al alumnado hacia opciones formativas que no
existen en su centro de origen, de este modo, la coordinación entre
profesionales de la orientación se hace muy importante a la hora de derivar al
alumnado hacia los Programas de Cualificación Profesional Inicial, por ejemplo.
Pero no sólo existe la coordinación
intercentros educativos, sino también la que tiene lugar con centros que no son
educativos. En lo que se refiere a la interculturalidad, unas de las entidades
más importantes para trabajar por la adaptación del alumnado de otras culturas
distintas de la predominante, son las asociaciones u organizaciones no
gubernamentales.
Las asociaciones juegan un papel
insustituible en el proceso de interculturalidad ya que proporcionan una
referencia, no sólo social, sino también afectiva y emocional para las
personas. Esta referencia se apoya en proporcionar las claves necesarias para
la construcción de la identidad cultural de las personas, cuestión de vital
importancia en momentos decisivos para la construcción de la identidad como es
la adolescencia.
Desde
las asociaciones que se constituyen en torno a identidades culturales se
trabajan interesantes proyectos que tienen repercusiones educativas,
especialmente para la acogida y la conservación de bienes culturales tan
importantes como las tradiciones o la lengua. Asimismo, las asociaciones
culturales velan por la conservación de estas costumbres entre las nuevas
generaciones para que conserven su identidad cultural, pues como veíamos al
comienzo de este texto, el proceso de interculturalidad es un proceso educativo
que pone en valor la diferencia pues ésta ayuda a enriquecer a las personas en
su desarrollo educativo.
Las asociaciones, además de su apoyo
en cuanto a referente cultural e identitario, proporcionan programas educativos
al alumnado en horario extraescolar en coordinación con los centros educativos
consistentes en facilitar el mantenimiento de la lengua de origen entre los más
jóvenes o participar de las actividades extraescolares culturales y deportivas
que tanto benefician a la integración social del alumnado.
Asimismo, estas organizaciones
elaboran materiales, ya sea en formato de texto o audiovisual, así como otro
tipo de recursos en webs especializadas que tienen un elevado potencial
educativo para la labor de tutoría y orientación educativa en los centros
educativos.
Estas
entidades también aportan valiosos recursos como las personas que ejercen de
traductoras o quienes trabajan como mediadores culturales. Ambas figuras son
trascendentes en el sistema educativo porque ayudan a resolver situaciones tan
importantes como el manejo de la burocracia, entrevistas con tutores o tutoras,
profesionales de la orientación o equipos directivos, así como algunos casos en
que surgen malentendidos debido al desconocimiento por algunas de las partes de
determinados aspectos culturales. En este sentido, es de destacar que las
costumbres que en la cultura autóctona se dan por mayoritariamente conocidas,
pueden ser completamente nuevas para los recién llegados, como por ejemplo el
calendario escolar, la gradación cualitativa o cuantitativa de las
calificaciones, el organigrama del sistema educativo…
Por todo ello, el papel que
desempeñan otras instituciones como los servicios sociales o centros de salud
es otra de las claves para facilitar el buen funcionamiento del engranaje para la
integración social de las familias en su conjunto y por consiguiente la
escolar.

Conclusiones
Orientadores y orientadoras cumplen
una función que ayuda a favorecer la integración del alumnado de distinto
origen cultural del predominante. El papel primordial de éstas y éstos consiste
en trabajar como la “bisagra” que hace posible el engranaje del sistema
educativo de cara a la puesta en marcha de programas educativos a favor de la
interculturalidad.
No obstante, es necesario destacar
que el marco de la educación intercultural es la educación inclusiva, la que
hace posible la convivencia de las personas con independencia de su capacidad o
discapacidad funcional, género u origen cultural, entendiendo las
características personales no como un hándicap sino como valor que enriquece,
en definitiva, una oportunidad educativa.
Referencias
y bibliografía
Cobos Cedillo, Ana (2010): La construcción del perfil profesional de orientador y de orientadora.
Estudio cualitativo basado en sus protagonistas en Málaga. Tesis doctoral.
Servicio de publicaciones de la
Universidad de Málaga.
Cobos
Cedillo, Ana (2008): La orientación como
elemento de calidad en el sistema educativo. En Revista Electrónica
Educaweb nº 174 Disponible en: http://www.educaweb.com/noticia/2008/09/22/orientacion-como-elemento-calidad-sistema-educativo-212091.html
(Fecha de acceso: 2011-01-25).
Cobos
Cedillo, Ana (2008): Alternativas para convivir en las aulas: una experiencia
desde la respuesta educativa. En: Escuela,
nº 3.786, pp. 25.
Este capítulo tiene la siguiente referencia bibliográfica
Cobos Cedillo, Ana (2011):
“Profesionales de la orientación educativa: bisagras para la
interculturalidad”. pp. 231-240. En COBOS CEDILLO, Ana (Coor.) (2011) Actas de las I Jornadas Andaluzas de
Orientación educativa. Los retos de
la orientación en el siglo XXI: Hacia una sociedad inclusiva. Granada:
Editorial MAD. ISBN: 978-84-676-6300-6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario