Este artículo comienza con una pregunta
que dicha de otro modo sería: ¿la consideración social y científica del
pedagogo/a sigue siendo una asignatura pendiente?. La respuesta es rotunda: sí.
En este artículo nos proponemos
reflexionar sobre los motivos que pueden sustentar esta respuesta.
Este artículo será publicado en el Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid.
Comenzaremos
por la formación inicial.
La
formación inicial: la falta de construcción de la identidad profesional
A lo largo de décadas, los estudios
universitarios que llevaban a la licenciatura en Pedagogía o Ciencias de la
Educación, se cursaban desde la diplomatura en Magisterio. Esta cuestión no es
baladí, pues esta circunstancia no contribuyó a la construcción de la identidad
profesional del pedagogo, sino a todo lo contrario. Es más, los estudios de Pedagogía
se realizaban para ampliar en la Universidad una formación en Magisterio que se
consideraba pobre e insuficiente (Cobos, 2010). En consecuencia, la formación
inicial en Pedagogía de la Universidad durante décadas no se entendió como la
construcción profesional del pedagogo, sino como la formación complementaria
del maestro/a. Esta cuestión es clave pues desde que el estudiante de
Bachillerato toma la decisión de comenzar unos estudios, ya se está decantando
por un ámbito profesional y empieza a generar un pensamiento e identidad acorde
con su decisión. En las profesiones claramente reconocidas y prestigiadas como
médico o abogado, los estudiantes comienzan a generar su identidad desde que en
el verano previo al primer curso se ven admitidos en la adjudicación de plaza
para primero. También los maestros generan esta identidad en ese momento,
porque la profesión de maestro sí tiene identidad propia y consideración
social, pues al menos, todos saben qué es un maestro y para qué sirve.
Visibilidad
social: ¿para qué sirve un pedagogo?
Para que todos sepan qué son los
pedagogos y para qué sirven es necesario que exista una mayor visibilidad
social y viceversa. Si nos fijamos en los medios de comunicación, difícilmente
aparecen pedagogos hablando en televisión sobre temas especializados en
educación. Esa parcela ha sido ganada por psicólogos y maestros e incluso
organizaciones de padres y madres, quienes sin duda tienen mucho que aportar a
la opinión pública, lo que no quita que los pedagogos/as tengamos un espacio
específico y valioso para ser tenidos en cuenta por la sociedad como especialistas
en Educación. Para ello sería necesario que se diera más relevancia a la
Pedagogía en nuestra sociedad, especialmente en los medios de comunicación.
La
unión hace la fuerza
Las profesiones que tienen valoración
social se han organizado desde siempre en entidades como colegios profesionales
donde han generado unidad, amparo de las administraciones y se han considerado
como un interlocutor válido y único con la sociedad, a la vez que les ha dado
visibilidad social como colectivo. Unión, visibilidad, eficacia y fuerza son
ejes donde se asienta el prestigio de una profesión ¿Cómo unir a pedagogos cuyo
deseo al terminar la licenciatura es tener más puntos de curriculum para las
oposiciones para maestro?
En el caso de los profesionales de la Pedagogía
este trabajo de unión está pendiente, si bien hay iniciativas que se valoran de
forma muy positiva como la creación en 2015 del Consejo General de Colegios
Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España que pretende coordinar la
labor de los colegios oficiales de pedagogos de España. Entre los pedagogos es
necesario apoyar esta iniciativa porque se trata de un proyecto muy complicado
por todo lo que estamos exponiendo y sigue siendo muy difícil, pues ni siquiera
en todas las comunidades autónomas hay colegios oficiales de pedagogos
trabajando activamente.
Profesión
feminizada igual a profesión menos valorada
Tradicionalmente, todas las profesiones
del ámbito de la educación son consideradas profesiones para la mujer. La falta
de consideración social y científica guarda relación directa con toda la carga
machista de nuestro pensamiento en torno a las profesiones que siempre se han
atribuido al cuidado de las personas, a la feminización profesional y por
consiguiente a la consideración de los pedagogos, algo así como especialistas
en niños, algo con poco prestigio, algo que hace cualquiera pues pertenece al
ámbito doméstico.
Feminización tomada como desvalorización
por la que algunas abogadas dicen que son abogados, otras arquitectos y así
podemos citar un largo etcétera pues bastaría con fotografiar los rótulos de
cualquier portal donde haya despachos profesionales para encontrar como mínimo
un ejemplo, por el que María se esconde tras el título de “oftalmólogo” y
tantas otras.
Es obvio recordar que es imprescindible
superar los prejuicios de género también en el ámbito de las profesiones y
trabajar este asunto desde la primera infancia con los juegos y juguetes, con
toda la carga que le damos a las profesiones en cada comentario, en fin, todos
sabemos cómo…
¿Alguien
sabe de qué trabaja un pedagogo/a?
La falta de un nicho laboral claramente
definido ha sido y sigue siendo uno de los grandes problemas para que el
pedagogo tenga la consideración social y científica que debería tener. En el
ámbito social y educativo las lindes no son claras y quienes tienen más unión,
fuerza y visibilidad se van quedando con las parcelas laborales. Como pedagoga
considero que tenemos tres ámbitos laborales claramente diferenciados: laboral,
escolar y social.
En el ámbito laboral tenemos un claro
espacio en todo lo relacionado con los recursos humanos de las empresas:
selección, formación y actualización de los trabajadores. No se trata de
barajar perfiles psicológicos sino de optimizar los recursos que las empresas
invierten en formación y para ello un pedagogo puede cumplir una excelente
labor para el empresario, dentro de la organización o bien generando la
formación externa.
En el ámbito escolar los pedagogos
tenemos un espacio más claro, dentro de los centros educativos como orientadores
y/o profesores, como fuera de los centros en gabinetes psicopedagógicos que
ofrecen diagnóstico, intervención y apoyo a los estudiantes. En el ámbito
escolar, los pedagogos pueden trabajar desde la etapa 0-3 en la atención
temprana hasta la población en edad de escolarización obligatoria, así como en
la formación de personas adultas.
En el ámbito social nuestro espacio
mezcla sus lindes con los educadores sociales, trabajadores sociales,
psicólogos, integradores… y aunque es difícil, tenemos un espacio junto a las
personas que más ayuda necesitan para integrarse en la sociedad, porque el
pedagogo tiene formación para trabajar de forma interdisciplinar tal como se
precisa en el ámbito social.
Sin
embargo, sigue pendiente tanto…
En los años ochenta como estudiante de
Pedagogía desde primero de la licenciatura y sin ser maestra, le pregunté a un
profesor que hoy es catedrático: “¿qué es
un pedagogo?” a lo que me contestó: “uno
que da clases en Pedagogía”. Décadas después, en 2009, en unas jornadas
sobre salidas profesionales de Pedagogía, otro catedrático dijo ante un
auditorio de estudiantes de Pedagogía que un pedagogo era “un maestro que ha seguido estudiando Pedagogía”, por tanto, mal
vamos si ni siquiera la Universidad que forma pedagogos sabe cuál es la identidad
del profesional al que se forma ni sus salidas profesionales. Desde luego que
la consideración social y científica del pedagogo/a es una asignatura
pendiente, algo que hay que empezar a plantearse tanto desde los mismos
pedagogos en ejercicio como en los cimientos de la formación desde el primer
momento que se comienza la formación inicial en la Universidad. Pero no
olvidemos que el primer paso de esta asignatura pendiente ha de comenzar por
nosotros mismos, por creernos de verdad que tenemos una identidad profesional
propia y que podemos unirnos para reivindicar nuestro puesto en el terreno
laboral. Tenemos que demostrar nuestra eficacia y buen hacer para el mundo,
pues solo de la mano del trabajo bien hecho vendrá el prestigio social y
científico.
Bibliografía
Cobos Cedillo, Ana (2010): La construcción del perfil profesional de
orientador y de orientadora. Estudio cualitativo basado en la opinión de sus
protagonistas en Málaga. Tesis Doctorial. Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Málaga.
- (2008): “La
construcción del perfil profesional de los orientadores y orientadoras”. En Revista Orión Revista técnico-profesional de
la Asociación de orientadores de
Granada nº 4. pp. 23-40.
- (2007): “Profesionales de la educación
y profesionalidad”. En Revista
Electrónica Educaweb. nº 155. Disponible en
http://www.educaweb.com/EducaNews/interface/asp/web/NoticiesMostrar.asp?NoticiaID=2548&SeccioID=3079
(Fecha de acceso: 2017-12-28).
No hay comentarios:
Publicar un comentario