viernes, 29 de diciembre de 2017

Profesionales de la Pedagogía: consideración social y científica, ¿una asignatura pendiente?

Este artículo comienza con una pregunta que dicha de otro modo sería: ¿la consideración social y científica del pedagogo/a sigue siendo una asignatura pendiente?. La respuesta es rotunda: sí.
En este artículo nos proponemos reflexionar sobre los motivos que pueden sustentar esta respuesta.
Este artículo será publicado en el Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid.
Comenzaremos por la formación inicial.
La formación inicial: la falta de construcción de la identidad profesional
A lo largo de décadas, los estudios universitarios que llevaban a la licenciatura en Pedagogía o Ciencias de la Educación, se cursaban desde la diplomatura en Magisterio. Esta cuestión no es baladí, pues esta circunstancia no contribuyó a la construcción de la identidad profesional del pedagogo, sino a todo lo contrario. Es más, los estudios de Pedagogía se realizaban para ampliar en la Universidad una formación en Magisterio que se consideraba pobre e insuficiente (Cobos, 2010). En consecuencia, la formación inicial en Pedagogía de la Universidad durante décadas no se entendió como la construcción profesional del pedagogo, sino como la formación complementaria del maestro/a. Esta cuestión es clave pues desde que el estudiante de Bachillerato toma la decisión de comenzar unos estudios, ya se está decantando por un ámbito profesional y empieza a generar un pensamiento e identidad acorde con su decisión. En las profesiones claramente reconocidas y prestigiadas como médico o abogado, los estudiantes comienzan a generar su identidad desde que en el verano previo al primer curso se ven admitidos en la adjudicación de plaza para primero. También los maestros generan esta identidad en ese momento, porque la profesión de maestro sí tiene identidad propia y consideración social, pues al menos, todos saben qué es un maestro y para qué sirve.
Visibilidad social: ¿para qué sirve un pedagogo?
Para que todos sepan qué son los pedagogos y para qué sirven es necesario que exista una mayor visibilidad social y viceversa. Si nos fijamos en los medios de comunicación, difícilmente aparecen pedagogos hablando en televisión sobre temas especializados en educación. Esa parcela ha sido ganada por psicólogos y maestros e incluso organizaciones de padres y madres, quienes sin duda tienen mucho que aportar a la opinión pública, lo que no quita que los pedagogos/as tengamos un espacio específico y valioso para ser tenidos en cuenta por la sociedad como especialistas en Educación. Para ello sería necesario que se diera más relevancia a la Pedagogía en nuestra sociedad, especialmente en los medios de comunicación.
La unión hace la fuerza
Las profesiones que tienen valoración social se han organizado desde siempre en entidades como colegios profesionales donde han generado unidad, amparo de las administraciones y se han considerado como un interlocutor válido y único con la sociedad, a la vez que les ha dado visibilidad social como colectivo. Unión, visibilidad, eficacia y fuerza son ejes donde se asienta el prestigio de una profesión ¿Cómo unir a pedagogos cuyo deseo al terminar la licenciatura es tener más puntos de curriculum para las oposiciones para maestro?
En el caso de los profesionales de la Pedagogía este trabajo de unión está pendiente, si bien hay iniciativas que se valoran de forma muy positiva como la creación en 2015 del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España que pretende coordinar la labor de los colegios oficiales de pedagogos de España. Entre los pedagogos es necesario apoyar esta iniciativa porque se trata de un proyecto muy complicado por todo lo que estamos exponiendo y sigue siendo muy difícil, pues ni siquiera en todas las comunidades autónomas hay colegios oficiales de pedagogos trabajando activamente.
Profesión feminizada igual a profesión menos valorada
Tradicionalmente, todas las profesiones del ámbito de la educación son consideradas profesiones para la mujer. La falta de consideración social y científica guarda relación directa con toda la carga machista de nuestro pensamiento en torno a las profesiones que siempre se han atribuido al cuidado de las personas, a la feminización profesional y por consiguiente a la consideración de los pedagogos, algo así como especialistas en niños, algo con poco prestigio, algo que hace cualquiera pues pertenece al ámbito doméstico.
Feminización tomada como desvalorización por la que algunas abogadas dicen que son abogados, otras arquitectos y así podemos citar un largo etcétera pues bastaría con fotografiar los rótulos de cualquier portal donde haya despachos profesionales para encontrar como mínimo un ejemplo, por el que María se esconde tras el título de “oftalmólogo” y tantas otras.
Es obvio recordar que es imprescindible superar los prejuicios de género también en el ámbito de las profesiones y trabajar este asunto desde la primera infancia con los juegos y juguetes, con toda la carga que le damos a las profesiones en cada comentario, en fin, todos sabemos cómo…
¿Alguien sabe de qué trabaja un pedagogo/a?
La falta de un nicho laboral claramente definido ha sido y sigue siendo uno de los grandes problemas para que el pedagogo tenga la consideración social y científica que debería tener. En el ámbito social y educativo las lindes no son claras y quienes tienen más unión, fuerza y visibilidad se van quedando con las parcelas laborales. Como pedagoga considero que tenemos tres ámbitos laborales claramente diferenciados: laboral, escolar y social.
En el ámbito laboral tenemos un claro espacio en todo lo relacionado con los recursos humanos de las empresas: selección, formación y actualización de los trabajadores. No se trata de barajar perfiles psicológicos sino de optimizar los recursos que las empresas invierten en formación y para ello un pedagogo puede cumplir una excelente labor para el empresario, dentro de la organización o bien generando la formación externa.
En el ámbito escolar los pedagogos tenemos un espacio más claro, dentro de los centros educativos como orientadores y/o profesores, como fuera de los centros en gabinetes psicopedagógicos que ofrecen diagnóstico, intervención y apoyo a los estudiantes. En el ámbito escolar, los pedagogos pueden trabajar desde la etapa 0-3 en la atención temprana hasta la población en edad de escolarización obligatoria, así como en la formación de personas adultas.
En el ámbito social nuestro espacio mezcla sus lindes con los educadores sociales, trabajadores sociales, psicólogos, integradores… y aunque es difícil, tenemos un espacio junto a las personas que más ayuda necesitan para integrarse en la sociedad, porque el pedagogo tiene formación para trabajar de forma interdisciplinar tal como se precisa en el ámbito social.
Sin embargo, sigue pendiente tanto…
En los años ochenta como estudiante de Pedagogía desde primero de la licenciatura y sin ser maestra, le pregunté a un profesor que hoy es catedrático: “¿qué es un pedagogo?” a lo que me contestó: “uno que da clases en Pedagogía”. Décadas después, en 2009, en unas jornadas sobre salidas profesionales de Pedagogía, otro catedrático dijo ante un auditorio de estudiantes de Pedagogía que un pedagogo era “un maestro que ha seguido estudiando Pedagogía”, por tanto, mal vamos si ni siquiera la Universidad que forma pedagogos sabe cuál es la identidad del profesional al que se forma ni sus salidas profesionales. Desde luego que la consideración social y científica del pedagogo/a es una asignatura pendiente, algo que hay que empezar a plantearse tanto desde los mismos pedagogos en ejercicio como en los cimientos de la formación desde el primer momento que se comienza la formación inicial en la Universidad. Pero no olvidemos que el primer paso de esta asignatura pendiente ha de comenzar por nosotros mismos, por creernos de verdad que tenemos una identidad profesional propia y que podemos unirnos para reivindicar nuestro puesto en el terreno laboral. Tenemos que demostrar nuestra eficacia y buen hacer para el mundo, pues solo de la mano del trabajo bien hecho vendrá el prestigio social y científico.
Bibliografía
Cobos Cedillo, Ana (2010): La construcción del perfil profesional de orientador y de orientadora. Estudio cualitativo basado en la opinión de sus protagonistas en Málaga. Tesis Doctorial. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga.
- (2008): “La construcción del perfil profesional de los orientadores y orientadoras”. En Revista Orión Revista técnico-profesional de la Asociación de orientadores de Granada nº 4. pp. 23-40.

- (2007): “Profesionales de la educación y profesionalidad”. En Revista Electrónica Educaweb. nº 155. Disponible en  http://www.educaweb.com/EducaNews/interface/asp/web/NoticiesMostrar.asp?NoticiaID=2548&SeccioID=3079 (Fecha de acceso: 2017-12-28).

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